miércoles, septiembre 06, 2006

Y la luz se hizo...

Este coche que compartimos MJ y yo, mira que le damos mimos por todos lados, pero a veces se pone puteón y no hay quien lo aguante.
Apareció un luz roja, muy roja, tanto que decía Raquel que parecía que te estaba avisando que el coche iba a explotar en cualquier momento. Ana (I.) se reía mucho hasta que le dijimos que podíamos echar a arder, ahí ya se puso seria. Ware sólo me dijo: "Para en la próxima gasolinera". Los hombres de mi familia están para eso, para mantener la calma, porque lo que somos las mujeres... La luz se apagó, pero aún así decidimos parar.
El gasolinero nos dijo: "No entiendo nada de coches". Qué bien. Así que pasó un hombre: "¿Nos ayudas?". Le dijimos que se había encendido una luz muy rara, que tenía que ser del agua (el manual lo sabemos leer), que si sabía dónde se rellenaba. Abrió el capó y empezó a hablar muy deprisa. En portugués. Yo repetía sus palabras sin entender nada de lo que estaba diciendo. "¿Vidrios? ¿Qué serán los vidrios?" Y nos mirábamos entre nosotros, encogiéndonos de hombros. Resultaron ser los parabrisas, pero tengo que recalcar que eran las cuatro de la mañana, no pensábamos con claridad... Bueno, el tío empezó a intentar abrir todos los depósitos de mi motor, mientras yo me mordía las uñas: "Éste, éste", decía, y señalaba a un tapón donde estaba escrito en mayúsculas: DO NOT OPEN. "No, no, no creo que sea ése...", le decía yo, y él pasaba a otro. Al final se salió con la suya y abrió uno que sonó "ssssshhh", antes de que empezara a salir un líquido verdoso que formó un charco en el suelo. Lo miramos asustados, y luego al portugués: "¡Agua!" Dijo. "Es verde", dijo Raquel. "Agua sucia", concretó el portugués. En ese caso... Entonces pasó otro, un camionero. Le pedimos por favor que viniera, y en dos segundos nos dijo cuál era el depósito (no era el de "sshhhhh", que tenía también anticongelante) y que estaba bien de agua, que a lo mejor ya no se encendía o que habría mal alguna conexión.
Así que proseguimos nuestro camino, con un ojo en la carretera y otro en el cuadradito negro donde en cualquier momento nos podía iluminar el piloto rojo. Y así ocurrió, empezó a apagarse y encenderse, y mientras Ware y Raquel dormían, Ana y yo sufríamos viendo como el coche seguía quejándose. Le dije: "Si dura dos minutos seguidos, paro". Así que cada vez que se encendía, se oían los murmullos de Ana: "Uno, dos, tres, cuatro, cinco...". Finalmente se quedó, y paramos a 25 kilómetros de Salamanca. Llegó el gasolinero, y llamó a un señor mayor (supusimos que su padre le hacía compañía en las duras noches de guardia). Armados con una linterna, llegaron a misma conclusión: "Está bien de agua, estará mal alguna conexión".
Así que proseguimos nuestro camino, y aunque no es agradable conducir bajo la terrible amenaza de una lucecita roja, llegamos bien (aunque dos horas después de salir de Pucela) a Salamanca. MJ llevó hoy por fin el coche al taller, donde encontró a un mecánico, que finalmente dijo: "Está bien de agua, tendría mal alguna conexión".

9 Comments:

Blogger manuel_h said...

a ver si era la lucecita que pedía, ¡por dios!, una honrosa jubilación.

1:57 a. m.  
Blogger un_mar_de_calma said...

Luz roja? puede ser aceite, frenos... LLevabais bien quitado e ffreno de mano? este suelo dar falsas luces.


Salvo que el coche tenga su ordenador abordo (imferior a los 10 años) se enchufan el test y s sabe lo que es.

un saludo a ese viaje tan emotivo.

9:27 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Entretenida historia, si no estuviera basada en hechos reales...
Muy bien narrada como viene a ser costumbre en la escritora :D
Un beso!!

11:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

El relato engancha, además de que imagino a la narradora y la veo, la veo... ¡Bravo, Annie!, hay que enfrentarse a los elementos, en este caso elementos tecnológicos, mecánicos, idiomáticos, horarios... ¡bien por vosotros!

1:27 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bien??? Qué va, yo no lo he pasado peor en mi vida, yo decía: "bueno, una luz roja, y qué, las hay en muchos sitios" Y resulta que por la tontería vas, y explotas, y los otros dos pueden dormir tranquilamente, y nosotras cambiando 20 veces la cinta porque estabamos demasiado estresadas para hacer otra cosa (y porque Ware grabó una que duraba 15 minutos), y parando en 3 gasolineras (somos unas expertas de la noche en coche), y argh!!

En fin, que estamos hoy aquí, no? Y no hemos explotado, no? Yo jamás me voy a fiar de un gasolinero que no sea ese que nos aporta sabiduría, ni de su padre, ni de un portugués.

He dicho.

4:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si tres que no sabián el porqué de lucecita roja dijeron la misma frase es porque no tenían ni puta idea, evidentemente.
Yo os admiro... si estoy en vuestro lugar, me daría por pensar que estoy conduciendo una bomba a punto de estallar.
Me alegro que todo haya quedado en algún fallo de conexión y que el susto haya pasado.
Un saludo
^^

10:53 p. m.  
Blogger Patricia 333 said...

Mira que se perfectamente lo que pasaste , en casa hay 3 mujeres
ni un solo hombre

NO sabemos nada de carros y si yo te contara te comprendo , ya me da risa cada que el coche prende un foquito :)

Besos Linda

8:13 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

jojo...siento decirte que me ha hecho gracia..pero bien se sabe que lo tuvisteis que pasar fatal, durante el trayecto!!
Ya sabes...coche nuevo a corto plazo!!!jajaja
un besito

7:05 p. m.  
Blogger Ana said...

¿por qué me pierdo siempre tus momentos de estres? jajajj
:)
No te quejes, que a ti por lo menos no se te paró en mitad de la calle, con un montón de hombres (porque eran todos hombres)pitándote....

Besotes guapa!

3:45 p. m.  

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