viernes, noviembre 24, 2006

"¡Hey, dos copas por cinco euros!"

Llegamos al Camelot a las once y cuarto, y lo primero que hicieron fue invitarnos a Cava. Vaya, la noche, que parecía iba a ser una serie de catastróficas desdichas, empezaba a prometer. Además, habíamos hecho previamente una catación de chupitos en mi casa, para vender bajo la lluvia con más alegría, pero he de decir que creo que yo era la única un poco afectada.
Salimos a vender nuestras copas, armados con nuestros paraguas, y empezamos a acosar. Porque al principio, en estas fiestas universitarias, sientes que estás acosando a los pobres transeúntes. La oferta era dos copas por cinco euros en el Camelot y en el Morgana, y Alba fue la primera en lanzarse a uno, un poco nerviosa:
- ¡Eh, tenemos cinco copas por dos euros!- Vaya ofertón. El chico debió pensar que aquello era una broma, porque ni siquiera se giró. Los primeros intentos suelen resultar infructuosos, y a veces hasta te vacilan. "¡Dos por cinco!", le grité a uno que caminaba con rapidez hacia el Camelot. Se giró y me respondió: "¡Diez!". Bien. Rosa y yo decidimos que, para funcionar como equipo, ella sería la que pararía a la peña, mientras yo pondría el punto cómico (cuando una trabaja con Rosa y su escote, hay que ser simpática para vender algo...).
Nos pusimos en la calle, y nos iba bastante bien, hasta que de repente salió un chico grande del bar de al lado: "Eh, perdonad, pero desde esa puerta hasta aquella esquina es territorio de La Hacienda, sólo nos podemos poner aquí los comerciales de este bar". Así que mientras nos movíamos, Rosa me iba diciendo: "Se tienen repartida la calle, como las prostitutas, ¿no?". Nos pusimos en la que iba a ser nuestra esquina, al lado de un chico, que vendía tickets para el Trastevere, y que según Rosa tenía pose de Napoleón y era un poco pavisoso, aunque mono.
Empezamos a vender bastante, nuestra técnica definitiva fue entrar directamente a pronunciar el nombre del bar, que suele llenarse todas la noches: "¿Vais al Camelot? ¡Pues tenemos vuestra oferta!". Nos estábamos quedando heladas entre el viento y la lluvia, así que nos metimos en un portal, y cada vez que pasaba alguien, salíamos de repente, en plan aparición, gritando: "¿¿CAMELOT??". Algunos se paraban al borde del infarto. Fue entonces cuando llegaron Álvaro y Pablo, que todavía no habían vendido nada. Les dijimos que nosotras llevábamos un buen rato haciendo la calle y que si querían nuestra esquina un rato, que nos había ido bastante bien. Allí los dejamos y nos fuimos al bar a coger calor. A la media hora o así, decidimos volver a ver qué tal les iba. Estaban los dos enfrascados en una conversación con dos guiris, y cuando nos acercamos, lo primero que oímos fue a Álvaro muy emocionado diciendo: "¡The Kinks!". Rosa me miró como diciendo: "¿Y este chico no piensa en otra cosa?".
Después de que el Camelot se llenara, de que la lluvia nos hiciera a todos resguardarnos, de empezar a perder cosas y luego encontrarlas, de piques momentáneos, de que el cansancio empezara a hacer mella, de ir hasta el Morgana a intenter seguir vendiendo (sin éxito), después de las cuatro y media de la mañana, llegó el jefazo y nos pusimos a hacer cuentas. Y cuando ves cómo aquel señor se agencia 600 euros, casi lo que nos va a costar un viaje a Cuba, mientras a ti te da cuatro billetes que suman 135 euros, te das cuenta de que sí, sacar dinero es el objetivo y nos vendrá muy bien, pero en noches como la de ayer, lo más importante es reírte y pasártelo bien.

Por cierto, me ha dicho MJ que ponga explícitamente que la que escribo esto soy su hija, para que los lectores habituales no piensen que ella, una honorable maestra de infantil, hace la calle vendiendo entradas los jueves por la noche.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Os sobra alguna esquina?

11:34 p. m.  
Blogger MJ said...

Vaya!!! pues si quitas la lluvia, que odio... no me hubiera importado estar a las puertas del Camelot... aunque sólo hubiera sido mirando, porque vendiendo... imagino que no. Besitos.MJ

1:08 p. m.  
Blogger Annie said...

Bien bien, veo que para la próxima fiesta tendremos nuevas vendedoras... O que al menos lo intentarán. Jejeje. ¿Alguien más quiere apuntarse?

8:07 p. m.  
Blogger Ana said...

Siempre fuiste muy de la calle.....
jajajjajajaja :)



Cuuuuuubaaaaaaaaaa

10:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo sumaría una relaciones que nos quitaba los clientes con un: "segunda copa gratis" sin comentar que la primera son 5,50 euros; dos horas en la puerta del bar, en la que no podíamos estar, bajo la lluvia, con vuelta de paraguas incluida; el boom de la venta y 10 entradas de golpe, cuando no había nadie más en la calle y sólo éramos tres tristes bajo un paraguas; la de hombres desconocidos e interesantes que van a ese bar (es que no nos solemos mover por ahí, todo es nuevo); y lo mafias que es ese hombre camelot-morganero, un mafias del 15.

Sólo espero que en la próxima no llueva...


Sed felices!!

11:07 p. m.  
Blogger un_mar_de_calma said...

jejej
vamos, que aun se distingue quien escribe. :)
Aunque creo, que yo estaria por alli paseando soy de los que se van al sobre con los 5 globitos

10:15 a. m.  

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