Me quiero ir a Burgos!

Estuve el fin de semana en Burgos. Y fui feliz. Nada de que preocuparme. Todo era tranquilo, relajado, sin prisas, sin nada obligatorio que hacer salvo pasear, admirar y disfrutar, en el sentido amplio de la palabra. Disfrutar de todo y sobre todo de todos.
Me gusta la gente, y este finde encontré gente que me gustó mucho. Que me hizo sentir bien, relajada, feliz y sobre todo que consiguió que me riera (es verdad, últimamente me río mucho, aunque yo sea de risa fácil).
Llevaba, yo, mi colchoncito de amigos, esos que siempre te apoyan, aunque sea con la mirada, por si las cosas venían mal dadas y en vez de animarme me deprimía.. bueno, llevaba también a Anaïs, que siempre es una garantía (hagamos lo que hagamos, vayamos donde vayamos, fuera de casa, nos divertimos). Pero no las tenía, yo, todas conmigo: sigo arrastrando la gripe, bueno, mejor dicho la gripe me sigue arrastrando a mí, un grupo de gente demasiado heterogéneo, una ciudad heladora (me contaron que tiene sólo dos estaciones: el invierno y la de la renfe), el coche, el mío, que siempre me acojona y tres días fuera de mi rutina, que es con la que consigo vencer en cierta manera la desazón. Seguramente algo echaría de menos (aunque solo fuera mi sofá).
Pero todo encajó. Y lo hizo con naturalidad. Me olvidé de mi catarro (en unos límites, claro), de mi desazón, del frío (en la catedral esto fue imposible). Mis amigas me hicieron sentir cómoda, Anaïs tan cómplice como siempre. Paseos tranquilos, comidas relajadas, sobremesas divertidas, Burgos es una ciudad bonita, y al final hasta hizo calor, pero sobre todo, Fran y Angelo, consiguieron que estuviera tan bien que me olvidé de Salamanca y hasta de mi sofá.
Y otra vez aquí, las prisas, el trabajo, los deberes de ruso sin hacer... y la pesadumbre. Todo ello con más catarro (mira que hacía frío en esa catedral!).
A ver si nos volvemos a juntar pronto... o me voy de nuevo a Burgos.MJ