"¿tú entiendes para qué cojones fuimos a la Cruz Roja el otro día?"

Visto está que nos encanta pasear a lo tonto. Así, dado que he tenido un día poco desastroso (ya veis que no soy como la otra popera, que cada mañana se despierta pensando: "¿Será hoy ese día en que no me pasará nada catastrófico?" ¡No pierdas la esperanza, Anita!), y seguro que ya os pica la curiosidad, voy a contar el maravilloso paseo que nos dimos un viernes por la mañana Ana y yo hasta la Cruz Roja, porque a Ana le encanta madrugar los viernes, y yo soy un poco masoca y me he cogido una optativa que es los viernes a las nueve de la mañana. Cómo molamos. Bueno, pues fuimos hasta el c... del mundo, porque decía Ana que quería apuntarse a la Cruz Roja como voluntaria. Por supuesto, nos equivocamos de camino y tuvimos que andar entre malezas durante un trecho (las afueras de Salamanca están cada día más complicadas), para llegar allí y que no hubiera ni Clifford para atendernos. En cambio y para nuestra felicidad, había unos papelitos para rellenar y que nos mandaran información sobre el voluntariado, ¡bien!
Después de una semana y pico de tensa espera (yo al menos no me había vuelto a acordar del papelito), ayer Ana y yo recibimos un mail de la Cruz Roja. Lo abrimos, nerviosas, esperando ver allí los montones de información que queríamos, pero en cambio se leía...:
"Te agradecemos el interés mostrado hacia nuestra Institución, y te invitamos a venir [aquí se les olvidó el "otra vez"] a Cruz Roja en Salamanca: Te informaremos sobre el Voluntariado de Cruz Roja, te entregaremos información por escrito para que puedas verla en casa con calma y para que a partir de ahí puedas decidir si quieres incorporarte o no al equipo de voluntarios ."
¿Vamos este viernes?